28/8/14

La tormenta perfecta

   Dirigentes incompetentes, cuerpo técnico desorientado y plantel sin jerarquía, el combo perfecto para una crisis de proporciones. Como la que tiene Boca.

   La derrota de anoche 1-3 frente a Estudiantes L.P. es un escalón más de una escalera descendente que por ahora no tiene final. Las culpas son obviamente compartidas, y de muy difícil resolución.

    El plantel carece de referentes de peso. La salida de Román dejó para eso a Gago, a Orión o al Cata. Ninguno da la talla. Llegaron mucho refuerzos, todos jugadores de nivel medio, que en el contexto adecuado quizás puedan “explotar” y estar para cosas interesantes. No es este el caso. Solo Carrizo y en menor medida Calleri han satisfecho las expectativas previas.

    En medio de este panorama, Bianchi prueba, cambia, tal vez demasiado, no encuentra el camino e inevitablemente luce desorientado, casi resignado por momentos. Desde los medios, cosa esperable por su personalidad, lo estaban esperando para caerle, y en estos casi dos años, ha dado algunos motivos, pero lo están destrozando sin piedad. Desde la instalación de “viejo” y “gaga” hasta cuestionar cualquier cambio, cualquier planteo y hasta la más mínima opinión en una conferencia de prensa. Y encima, su trabajo, que parecía venir de menor a mayor (arrancando de un inimaginable piso bajo, anteúltimo en su primer torneo), ahora que debía definitivamente consolidarse, arranca peor que nunca.

   La dirigencia, tomando como tal al presidente Angelici y su “mesa chica” no lo quiere. Hilando fino no lo quiso nunca, solo lo trajeron obligados por la gente. En realidad no se sabe bien a quien quieren o quisieron. A Falcioni lo soportaron porque venía de salir campeón y cuando quisieron sostenerlo un año después no se animaron a enfrentar a la gente. Para conformar a la multitud fueron a buscarlo a Bianchi, quién sorpresivamente acepto el convite. Pero, y de testigo están los archivos, nunca lo apoyaron decididamente, siempre la condicionalidad, la amenaza velada de exigirle resultados. Solo el apoyo incondicional del hincha le permitió seguir, aún con resultados lejanos a las grandes glorias.

    Y así llegamos a esta situación. Un ciclo a todas luces cumplido, pero al que nadie sabe como darlo por concluido. La dirigencia no se atreve a echar a Bianchi (el coraje no es un atributo de estos muchachos) y esperan que renuncie obligado por los resultados. El Virrey que no quiere dar el brazo a torcer y se autoimpone plazos que nadie sabe cuando vencen, y mientras tanto un plantel, que en la cancha le está diciendo al técnico más ganador de nuestra historia que esto no da para más.

    Solo Dios y yo sabemos el dolor que produce escribir esta sentencia. Nunca hubiera imaginado este final, y en el fondo, hasta último momento esperaré una reversión de los resultados. Ni más ni menos que lo se espera de un ser querido al que todos dan por desahuciado.

 

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario