2/3/14

Pálida realidad

   ¿Por dónde empezar a pensar esta derrota 0-1 ante Vélez?, ¿por el “esquema” y sus modificaciones, tardías, a lo largo del partido, o por el pobre nivel de varias individualidades determinantes?

    Siempre pensamos, que todo esquema, desde el más clásico y probado, al más innovador y atrevido se llenan con jugadores de fútbol, con sus actualidades y rendimientos. Y siempre se sostuvo que la columna vertebral de un equipo son el 1-2-5-9. Tal vez por la actuación de esa columna, más que por los eventuales esquemas esté la explicación de la pobre actuación de Boca ayer.

    Salvo el 1, Orión, de excelente rendimiento, que sacó todo lo que tenía que sacar y la que no pudo fue porque era imposible, el resto dejó demasiado que desear. Cata Díaz, tuvo, sobre todo en el primer tiempo, una tarde negra. No solo lo bailo Zárate, el gol fue la más clara demostración, sino que nunca pudieron parar con Forlín el movimiento entre líneas de los delanteros locales. Mejoró en el segundo tiempo, pero ya fue tarde. El 5 luce desconocido desde hace varios partidos. Gago no es el Gago que conocimos, lento, impreciso, no asegura el primer pase, se deja anticipar, luce quejoso, no se fue para nada el eje alrededor del cual el equipo debe necesariamente girar. Y por último el 9, que está fallando en lo básico, más allá de su despliegue, erra los goles que tiene que convertir. Sea por atajada sobresaliente del arquero, sea porque le erra a la pelota al querer llevársela, el tema es que no convirtió. Entonces si el 2 no da seguridad, el 5 no organiza y el 9 no convierte, todo se hace demasiado cuesta arriba.

   Y a eso se suma el bendito esquema. Muy cauteloso de arranque, similar al de la primer fecha en Rosario, lo dejó venir a Vélez y no intentó lastimarlo donde más le duele, su defensa, que tiene que ser atacada porque da muchas ventajas cuando esto sucede. Se lo atacó poco, solo por pasajes del partido y encima no se fue efectivo. Combo letal. Y si el esquema inicial de 4-4-1-1, que en algunos momentos trocó en 4-5-1 con el retraso de Acosta y en otros  momentos (los menos) en un 4-3-3 con el adelantamiento de Miño (buen partido) y el citado Acosta.

   Lo que directamente es difícil de entender, es porque, si el esquema cauteloso no dio resultado en la etapa inicial, los cambios tardaron en llegar 25´de la etapa complementaria. Y más teniendo los jugadores que se tenían en el banco. En ese minuto entro el Burrito Martínez por el Burrito Rivero. Hace de cuenta que no hubo cambio, o peor, la displicencia de Martínez contrastó nítidamente con el despliegue en todo momento de Rivero. Debieron pasar diez minutos más para que entrara Perotti, pasando Miño a ser lateral izquierdo. Y el Monito demostró que merece muchos más minutos, insinuó buenas cosas, pero no tuvo tiempo suficiente. Y el tercer cambio nunca llegó. Y en el banco estaba Román. Con todo el cariño, respeto y admiración que se siente por el Virrey, son demasiado difíciles de entender y justificar las decisiones de ayer.

   Tres partidos perdidos en cinco achican al mínimo el margen de error para pelear por algo. Ya son 11 los puntos dejados en el camino, si bien los últimos torneos con campeones con entre 34 y 37 puntos aún dejan un dejo de esperanza, que solo será sustentable con notorias mejoras individuales, el invalorable aporte de Román en plenitud y decisiones acertadas desde el banco.

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