13/1/14

¿Qué cambia con los cambios?

   “Solo los idiotas no cambian”, suele repetir Carlos Bianchi, y todo indica que cambiará nada menos que su esquema favorito en la cancha. Parece que nos olvidaremos del enganche y empezaremos a hablar del mediapunta, cambiaremos el número de teléfono del 4-3-1-2 al 4-2-3-1. El asunto pasa por saber, en la práctica, que es lo que veremos en la cancha.

    El diagnóstico sobre el flojo rendimiento del equipo el pasado año, más allá de las lesiones, pasa para el Virrey,  por las debilidades defensivas, originadas en malos rendimientos de los que la integran (los dos refuerzos que llegan son defensores) y en las deficientes coberturas del medio campo, de ahí el cambio de esquema.

    “Pecamos de ser demasiado protagonistas y eso nos desbalancea” ha dicho con similares palabras, varias veces Bianchi, y suponemos que teniendo en cuenta que en los dos mejores partidos del semestre pasado, contra Vélez y contra Rácing, se jugó con un esquema 4-4-2, con Gago como protagonista indiscutido, su idea es la de respetar lo mejor de este sistema y además acoplar a Román por lo que se viene el drástico cambio táctico.

    Si lo que se pretende es ganar en solidez defensiva y a la vez no resignar protagonismo (el propio dt asume la necesidad de ser campeón, casi como condición sine qua non para su continuidad), será clave el desempeño de los marcadores laterales y de los volantes externos. Traducido a nombres, las subidas (alternadas) en ataque tanto de Grana como de Insúa (suponemos que serán los titulares) y el movimiento constante entre defensa y ataque del Burrito Martínez (deberá bajar al medio) y de Sánchez Miño (obligado a ganar protagonismo por la banda izquierda). La salida desde el medio intuimos será con Gago, en una función similar a la de Verón en Estudiantes, será el volante de salida y de su precisión en el primer pase dependerá el equilibrio general. En ese sentido, Ledesma será el volante de contención, volcado hacia la izquierda, un poco más atrás de Gago y cerca de los marcadores centrales, su función además del quite debería ser la de los relevos, tanto del lateral que suba como de Gago cuando este se proyecte. Román, como mediapunta, tendrá que desplegarse menos en el campo, pero no por eso deberá resignar movilidad, pues estará más rodeado y por lo tanto deberá tener mucho movimiento hacia los laterales para escapar de las marcas y abrir huecos. Será el encargado de la puntada final, pero para que pueda hacerlo será fundamental que tenga opciones de jugada, que por detrás suyo pase o el volante externo o el lateral, que Gigliotti se mueva entre los centrales para romper por el medio, incluso que él mismo se genere el espacio para el remate de media distancia. Precisamente Gigliotti, siendo un centrodelantero de referencia, necesitará tanto el abastecimiento vertical que puedan generar Román o Gago, como el juego que venga de los desbordes por los laterales, fundamentales estos para romper defensas que seguramente se cerrarán, sobre todo en La Bombonera.

   Estos deberían, en la teoría ser los movimientos ofensivos. Pero el esquema está más pensado en tener solidez defensiva, por lo que mantener el protagonismo dependerá de un delicado equilibrio.

    El Virrey apostará a poblar el mediocampo sobre todo para que el rival no nos sorprenda por los costados y para que los centrales no enfrenten mano a mano a volantes o delanteros que lleguen con pelota dominada y panorama por delante. El gran déficit del pasado año fue precisamente los tremendos problemas de retroceso del mediocampo en las transiciones ataque-defensa luego de perder la pelota en la salida, o en los contra ataques largos del rival.

   En los papeles todo muy lindo y claro. En la práctica cambia la cosa. “Los jugadores se mueven” diría el Coco Basile, y depende de como lo hagan, y de la actitud y compromiso que demuestren depende que lo teórico sea exitoso en la práctica.

   Actitud y compromiso no solo de los eventuales titulares, sino también de los muchos pibes que tendrán oportunidades en este semestre, tanto en el torneo cuanto en la Copa Argentina. Se han ido 7 jugadores, que si bien no eran titulares (solo Erbes podía pelear con éxito esa condición en el arranque), eran primeras opciones de cambio, por lo que se abre un panorama más que interesante para el piberío. De hecho, el reemplazo que se insinúa de Román para los clásicos del verano es el chico Luciano Acosta, categoría 1994. Esperamos y rogamos para que tanto él como los otros (Celeste, Rodríguez, Fragapane, etc.) estén a la altura y no desperdicien sus oportunidades.

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