16/9/12

Alguna vez se tenía que dar

   Seis años sin triunfos en La Bombonera ante Independiente han tocado a su fin. En el cuarto enfrentamiento del año, por fin Boca pudo vencer a Independiente, remontando una desventaja inicial, por 2-1 con goles de Silva y de la figura excluyente del Xeneize, Sánchez Miño.

   Falcioni pareció escuchar el clamor de todos y cambió el esquema para hacer jugar en el medio campo a Sánchez Miño, y de paso al poner en cancha un 4-4-2, se suponía que no se pasarían mayores sobresaltos defensivos. Mitad y mitad. El pibe Miño respondió con creces, fue imparable por la izquierda y dejó surcos en la defensa rival. Atrás nos llegaron mucho, seguido y con peligro, sobre todo en el primer tiempo. Ahí se suponía que el cambio de Rivero por Ledesma blindaría la zona derecha de la defensa, sobre todo en las subidas de Albín. Vaya paradoja, Albín casi no subió y la mayor parte del peligro rojo, vino por ese lado. Ferreyra fue imparable y ya sea entrando al área (tremenda jugada en el primer gol), cuanto enviando centros cruzados, complicó y mucho, todo el primer tiempo. A diferencia de otros partidos contra ellos, esta vez Farías estuvo en su habitual nivel (erra goles por docenas) y no con la efectividad que muestra contra Boca.

   En ataque, Boca se movió básicamente por la izquierda con las subidas de Clemente y el recorrido de Sánchez Miño (dos mano a mano, el perfecto centro que Silva convirtió en empate transitorio, y el gol del triunfo, producto de pelota robada en la mitad de la cancha, recorrido en velocidad hasta el área rival y certero disparo al primer palo, a poco de iniciado el segundo tiempo), también tuvo participación en la ofensiva Erviti, siendo el doble cinco de salida (por momentos fue “enganche” dijo luego Falcioni) y el retroceso de Viatri, saliendo del área y tocando acertadamente hacia atrás y a los costados en un interesante movimiento de pívot, que le quita presencia en el área, pero le da aire y espacio a Silva, o a quien entre al vacío. La alternativa de Acosta atacando por afuera, no la pudimos ver, pues entró faltando 5 minutos.

   Si Independiente llegó seguido y con peligro en el primer tiempo, la cosa cambió radicalmente en el segundo tiempo, porque, con la victoria parcial desde el comienzo de la etapa, Boca se cerró mucho mejor atrás, no quedaron a espalda de los volantes los espacios que en el primer tiempo aprovechaba el visitante, y, entre la impotencia de un rojo que ya acumula 14 fechas sin ganar, y la falta de efectividad del local en la contra se fue consumiendo el partido.

   Triunfo más que importante, ante un rival que complicaba más de lo lógico en los últimos tiempos, que permite mantener la punta en soledad y el rendimiento al 100 % como locales. Que hace falta mejorar funcionamiento y rendimientos individuales es bien cierto, tanto como que con la tranquilidad que dan los triunfos es mucho más fácil alcanzar esos mejoramientos.

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