28/6/12

Con sabor a poco y mucha bronca

   Que te empaten el partido de ida de la final de una Copa Libertadores a 3 minutos del final, y que 2 minutos después dispongas de una chance de gol que devuelve el travesaño, y que un jugador tuyo con todo el arco libre tome el rebote y no la pueda meter adentro justifica el título de este post y mucho más.

   Fue 1-1 en La Bombonera y el juego tal como se preveía, fue duro, difícil, de dientes apretados y que se preanuncia igual para la semana que viene.

   Boca siempre intentó, fue el buscó el desnivel, pero le costó demasiado en el primer tiempo, en el que incluso dejó una mejor impresión el visitante, que si bien solo dispuso de una chance de gol por tiro desde afuera bien enviado al córner por Orión, daba la sensación de estar mejor parado. Con mucho ímpetu, presionaban en su medio campo y complicaban el traslado de Boca. Y si por un lado son un equipo muy físico, “poco brasileño”, cuando tienen la pelota, y encima con espacios, saben lo que hacen con ella y tocan muy bien de primera y en velocidad. Boca, salvo los primeros diez minutos, sufrió mucho en la primera etapa para llevar peligro al arco rival. Ellos bien parados atrás, con dos muy buenos zagueros centrales que controlaban todo lo que venía de abajo por el medio o de arriba desde los costados. Román muy vigilado, intentaba meterse entre los delanteros pero no pesaba. Así, con mucho nervio y pierna puesta al límite (y un poco más, por caso Roncaglia) se murió el primer tiempo.

   En la segunda etapa la prestación de Boca fue muy superior. Se paró unos metros más arriba y comenzó a presionar al equipo brasileño, que comenzó a refugiarse cada vez más atrás. Ya Clemente pasaba mucho más, Erviti se soltaba más todavía que en el primer tiempo, en el que fue de lo mejor y Román empezó a generarse espacios para descargar y lastimar a la defensa rival. Se lo perdió Mouche mano a mano, y los minutos pasaban.  Orión a todo esto era un espectador de lujo. Hasta que a 15´del final, centro al corazón del área, la baja Ledesma, Silva la mete, una mano de un defensor aprovecha a sacar sobre la línea, y antes que el árbitro pite el penal y la roja, Roncaglia la mete con alma y vida (y el brasileño se salvó de la roja).

   Pareció que Boca se lo llevaba por delante. Corinthians parecía sin alma ni aire para buscar la igualdad y a esa altura parecía que incluso les costaría mantener la derrota por la mínima. Pero llegaron los fatídicos 3 minutos que reseñamos al comienzo. Y fue empate en 1.

  La serie obviamente está abierta para definirse allá. El hecho de no existir el gol doble de visitante hace que se puedan invertir los roles en el Pacaembú. Seguramente Boca podrá presionar un poco más atrás a un equipo que empujado por su gente deberá salir a buscar el partido y el título con el que sueña. Pero eso será tema de la próxima semana. Ahora toca lamer las heridas y prepararse con todas las ganas y la confianza de la que este grupo es merecedora. Otra vez definiremos en Brasil una final de Libertadores. Si siempre hemos vuelto con una sonrisa, no hay porque pensar que esta vez será distinto.

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