27/6/11

Conmoción, alegría y enseñanzas

   Tanto el miércoles a la noche (alrededor de unas pizzas), como ayer a la tarde (ronda de mates), nos reunimos 5 amigos bosteros a ver los partidos de promoción del “eterno rival”. Obviamente festejamos los goles del pirata cordobés, nos reímos mucho, rezongamos otro tanto, todo según las alternativas de los 2 partidos. Pero al terminar el de ayer a la tarde, cuando se comenzaban a desarrollar los primeros incidentes, estábamos callados, la mirada fija en la tele, silencio total. Solo uno, luego de varios minutos atina a decir, casi en un murmullo: “loco, river está en la B, están en la B”. No caíamos. Se estaba dando el sueño, tomado como fantasía durante años de poder ser testigos de la mayor humillación posible del eterno rival y no podíamos creer que fuera realidad.

Cuando un padre, un tío, un hermano o un vecino “hace” a un niño hincha de Boca, River o Independiente, le graba a fuego un par de máximas que a todos nos han acompañado en nuestra vida: “somos hinchas del MAS GRANDE” (y ahí cada cual tiene sus razones, que, obvio, los demás no comparten) y “NUNCA nos iremos al descenso” (cosa en lo que todos estábamos de acuerdo). Ayer, entonces, se rompió uno de los pilares básicos de nuestra existencia futbolera. Y eso conmociona.

   Y les tocó justamente a ellos. A la “Casablanca”, a “Aruba”, a los representantes del “fútbol champagne” los de “paladar negro” por excelencia, que terminaron el año clamando porque Quilmes le ganara a Olimpo y sucumbieron ante el cuarto del Nacional B. Les tocó a los que han hecho del racismo y la xenofobia una virtud (¿o no hay que ir a La Bombonera con barbijos?, ¿o no somos inmigrantes, como si fuera algo denigratorio, todos los bosteros?). Y les tocó, vaya paradoja del fútbol, exactamente a los 15 años de cuando tocaban el cielo con la manos ganando su segunda Libertadores. Y les tocó en manos de un presidente que es la encarnación misma de la soberbia. Ahora viene el tiempo de sentirse humillados, de rearmar su tropa y luchar por volver lo antes posible. No les será fácil. Problema de ellos.

   Dice el conocido dicho “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Nos viene muy bien a los bosteros recordarlo.

   River nos ha demostrado que el descenso es posible, y que es muy doloroso. Es una caja de Pandora que una vez abierta no sabemos que contiene, ni los dramas que ocasiona. Entonces hay que obrar en consecuencia.

   Esto no nos encuentra en el momento más esplendoroso. Serán 6 meses duros los que conduzcan a las elecciones de diciembre y hay que tratar de transitarlos con responsabilidad, sin tomar medidas locas que comprometan el futuro.

   Boca arrancará la temporada con 100 puntos en la tabla que determina los descensos y promociones. En la mitad exacta de esa tabla. Cerca de varios equipos hacia arriba y también varios cerca nuestro hacia abajo, además de los recién ascendidos (Rafaela, Unión, Belgrano, ¿San Martín de San Juan?) que empiezan en cero y suman rápido si hacen una buena temporada. En caso de quedar Gimnasia, está tan abajo en puntos que es un candidato seguro a descenso directo o promoción.

   Este descenso nos muestra que es fundamental sumar temporadas de al menos 60 puntos, cosa que tampoco cae de cajón. Nosotros venimos de una de 47 y la última de 53 puntos. Entonces un objetivo de 60 en la que comienza en agosto es más que deseable.

   Obvio que por historia hay que pensar en salir campeones, entrar a copas y todo eso. Pero también por historia, ahora, permanecer pasa a ser un objetivo principal. Y no es que me entre el miedo escénico. Hay que ser realistas.

   River nos deja valiosas lecciones que hinchas, jugadores y sobre todo dirigentes tenemos que saber decodificar: no se puede subestimar el promedio, pensando en que “algo” va a impedir lo peor. Por lo tanto hay que obrar en consecuencias. Técnico capaz, equipo sólido, que asegure la menor cantidad de derrotas y la mayor cantidad de puntos sobre todo en casa, con eso bastará para sumar y poder pensar con tranquilidad en objetivos acordes con la historia y la grandeza.

   En los próximos 6 meses, la mayor calma posible. Ojalá peleemos el campeonato y entremos a la Libertadores, pero primero y principal asegurar 30 o más puntos, y eso se hace ganando, está visto que el puntito, si bien es mejor que la derrota, sirve de poco si es el objetivo excluyente. Dios ha de querer que la lucidez de los socios en diciembre alumbre el nacimiento de años de festejo y vueltas olímpicas como los que vivimos hace bien poco.

   Los de la otra vereda demuestran que en pocos años se puede pasar del cielo al infierno. Ojalá nos sirva de ejemplo.

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