14/2/11

Se termino el hechizo

   Otra vez La Bombonera vestida y preparada para la fiesta y otra vez el baldazo helado.

   ¿Como se explica este 1-4, después del verano y de todas las expectativas creadas?. No es fácil y menos en caliente. Encima creo, humildemente, que fue un resultado mentiroso. No hubo tres goles de diferencia, pero las goleadas no se discuten, para que sucedan varias cosas se tienen que haber hecho mal. Pero para que no haya sido justa, varias cosas se deben haber hecho bien. Vayamos por partes.

   Godoy Cruz salió con el planteo previsible: copar el medio, abroquelarse bien atrás cuando perdía la pelota, salir rápido cuando la conseguía, bien abiertos por las puntas y cortar los circuitos entre Román y Erviti. Y lo ejecutó a la perfección durante todo el partido, aunque desde el comienzo contó con la inestimable colaboración de nuestro arquero, que con un error garrafal (y encima se mandó un bis del que lo salvó el línea), le abrió el partido a los mendocinos en la primer llegada.

   Boca falló clamorosamente en el medio. Justamente en la línea que más dudas provocaba por los cambios que Falcioni realizaba para el primer partido. Somoza nunca pudo ganar el medio y fallo en casi todos los pases, aún en los cortos. Battaglia alternó buenas con malas, muy impreciso son la pelota, falló demasiado, aunque tuvo un par de incursiones ofensivas que pudieron terminar en gol con un poquito más de puntería. Erviti corrió mucho, se movió por todos lados, buscó asociarse con Román, aunque no lo consiguió demasiado (mérito mendocino), y convirtió el gol. No fue el debut soñado, pero no da para demasiada crítica. Sus mayores problemas fueron en el retroceso defensivo. Román, mientras tuvo aire, fue el mejor de Boca junto con Mouche. Pegó un sablazo en el palo, se perdió un par de situaciones y metió buenas asistencias. Un retorno esperanzador.

   Los problemas de marca y pase en el medio posibilitaron la salida rápida de Godoy Cruz, y la defensa sufrió mucho. Fallaron casi todos.

    Lo de García da para un piadoso silencio. Sabrá Falcioni, como ex arquero (y de los buenos) como sigue esto. Clemente jugó uno de sus peores partidos. No pesó en ataque y fue superado constantemente por su sector. Tres de los cuatro goles nacieron por ahí. Calvo muy flojo, se come el anticipo en el tercer gol, también sufrió con el que subía por su sector y no aportó demasiado en ofensiva, salvo una escalada al comienzo del partido con buena combinación con Mouche incluida. De los dos centrales lo más criticable es como se dejan anticipar en el segundo gol mendocino, Ramírez patea entre los dos, en la línea del área chica.

   Adelante, Palermo, impreciso y desconocido, desperdició un par de situaciones que pudieron tranquilamente ser gol. No estuvo egoísta y un par de veces asistió al que venía entrando, una vez Román, y otra Battaglia, fallaron ante el arco. Mouche, de lo mejor de Boca. Picante por cualquier de las dos puntas, desbordó y centreo con buena precisión, obligó siempre y fue preocupación constante para los mendocinos.

   ¿Y qué se rescata en este panorama?. Los intentos de llegar tocando, rápido, buscando el desborde y el centro atrás, el no abusar del pelotazo y el ollazo a Martín, pese a que abajo todo el partido era una tentación. Se intentó asfixiar la salida rival, aunque la rápida desventaja conspiró contra esto.

   Lo bueno suena a muy poco en medio de la desazón de empezar goleado. El ping pong de jugadas de gol seguro dará ventaja a Boca, no sirve. Se deberá trabajar y mucho, para tener solidez y darle lugar a todos los creativos en el medio.

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