27/2/11

Con gusto a poco, en el resultado y en el juego

   Podemos tomar dos caminos distintos en el análisis de lo visto ayer.

   Si optamos por quedarnos contemplando solamente el cascarón, se puede decir que el partido tuvo un resultado injusto, que Boca fue el único que buscó ganarlo y debió haberlo hecho de no mediar la gran actuación (por momentos milagrosa) del arquero rival, de un par de defensores que sacaron en la línea y del árbitro que anuló un gol legítimo por cobrar algo que solo él vio o imaginó ver. Que se ganó en solidez puesto que el rival no generó situaciones netas de gol y se suma el segundo partido consecutivo con la valla invicta. Que se generaron no menos de media docena de opciones claras de gol.

   Ahora, si tratamos de ver por debajo del cascarón del partido, nos daremos cuenta que Boca fue un equipo deslucido, al que le costó horrores entrarle a un All Boys que vino con la premisa de rescatar un punto, buscar alguna contra afortunada y poco más, y que en largos pasajes del partido cumplió su cometido sin demasiados sofocones. Pasaron más de 20´para que Boca llegara por primera vez con peligro, y recién en los 10´ finales de la etapa se logró “meter contra su arco” al rival y transformar a su arquero en la gran figura del partido. Y si el final del primer tiempo presagiaba un ataque furioso al comienzo del complemento, ese presagio lejos estuvo de cumplirse. Si bien siempre se intentó y se buscó, las ideas no abundaron, se cayó en el pelotazo o en el tratar de entrar tocando por el medio de una defensa abroquelada en la línea del área. Buena idea, si tenés a Messi y compañía, no muy aconsejable si el que tiene que tirar tacos es Martín.

   Párrafo aparte para el goleador inoxidable. Demasiado perdido en estos tres partidos jugados. Si bien no se lo busca correctamente con frecuencia, no es menos cierto que las pocas que tiene las erra y por mucho, verdaderamente preocupante, máxime cuando no abundan los goles a favor (2 en tres fechas solamente).

   El 4-4-2 que propone Falcioni, probablemente con más rodaje tenga buenos resultados. El problema radica que Boca necesita resultados positivos con urgencia, y ese esquema está fallando precisamente en la generación de juego, cosa que se advertía en el verano, pero en ese momento estaba la expectativa de las presencias de Román y Erviti. Ayer entró el ex Banfield, jugó media hora y pasó completamente desapercibido.

   En suma, entre carencias propias, aciertos ajenos y escasa fortuna se desperdició la posibilidad de ganar tres puntos que hubieran permitido estar en el lote de arriba. Esto recién empieza, pero los problemas y las dudas comienzan a amontonarse. Vienen dos semanas claves, en las que seremos visitantes de Vélez y San Lorenzo, dos semanas que nos marcarán la exacta pauta de donde y para que está el equipo, tanto los que lo integran como el que los dirige.

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