19/4/10

Erámos pocos y mirá quienes aparecieron

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   Los inefables muchachos de “la 12” anduvieron por La Plata y como iban a dejar pasar la ocasión de meter la cuchara en los problemas del club. Realizando una vez más un valorable aporte a la confusión general estrenaron un lindo trapito en el que entronan a Martín como su único héroe. Flaco favor para Palermo.

   Estos mismos muchachos o sus antecesores (pero el espíritu que los anima es el mismo), se caracterizan por ir a contramano del espíritu de la mayoría en momentos claves y conflictivos. A mediados de los noventa guardaban silencioso apoyo a Menotti y bullanguera aprobación a Bilardo cuando el resto del estadio los repudiaba producto de sus pésimas campañas. O sea cambian las directivas pero no los intereses. A comienzos del 2001 nos arruinaron el Clausura tirando bombas de estruendo en el Parque de la Independencia, desde afuera hacia el estadio, porque la directiva no les pagaba los viajes y las entradas, obligando a suspender el partido (la AFA siempre coherente, nos quitó tres puntos por no apoyar a la barra), consecuencia: se perdió el campeonato y ellos se salieron con la suya.

   Desde el año pasado, nuevamente están a contramano del resto de la gente. En la “disputa” Riquelme – Maradona, claramente los hinchas comunes nos inclinamos por Román, por un montón de cuestiones que ya sabemos de memoria, y ellos, negocios de por medio, guardaban su consabido silencio. En ocasión del clásico de hace unos días, acuerdo por el viaje a Sudáfrica mediante, le prometieron al Diego que su vuelta a La Bombonera sería apoteósica. No lo fue ni mucho menos. El técnico de la Selección debió soportar durante todo el partido las ovaciones que se desataban espontáneamente a favor de Román. Hace pocos días otro apriete antes del partido con Arsenal, otro recital del torero y otra vez a contramano de todos tuvieron que soportar el desaire del 10 de ni siquiera saludar a la segunda bandeja, “su reino”, ni antes del partido ni en ocasión de los goles. Ahora el trapo de referencia en La Plata. Cuando lo que debería privar es la cordura, por el bien del club, ellos hacen todo lo contrario.

   La guerra está desatada y sin disimulos. Para Riquelme serán un enemigo bravo, solo domable con dinero y negocios. Son mercenarios del aliento, el cual le brindan al mejor postor (Román en su momento también recibió sus favores). No cambian de club porque no existe el mercado de pases de hinchas, sino todos los años los veríamos besando un color diferente.

    Los grandes responsables de su existencia, los dirigentes como en tantos otros temas miran para otro lado, esconden la cabeza y esperan que las cosas se resuelvan solas. Así estamos.

  

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