21/1/10

En el coco del Coco

   Según los medios periodísticos, en pocas horas Basile se reunirá con Ameal y Bianchi (que le confirmaron su apoyo para la continuidad), se supone que a tratar el tema refuerzos. Se especula y con razón, que lo más probable es que el Coco hoy mismo deje de ser el técnico de Boca.

   Hay que tratar de estar en los zapatos de Basile para entender que probablemente esto sea así.

   Un tipo exitoso como futbolista y como entrenador. Más allá que te guste o no, la realidad es esa. Que arranca su segundo ciclo en Boca buscando reeditar el anterior y sobre todo borrar el muy mal segundo ciclo en la Selección Nacional. Que en 6 meses no encontró el equipo y Boca siguió siendo el mismo desastre que en el primer semestre. Que amagó a irse en septiembre (por cosas bastante parecidas a las que pasan ahora en la cancha) y lo convencieron que siga. Que tiene el respaldo de los principales “referentes” del plantel, pero que así y todo ese respaldo no se traduce en el juego. Un técnico que fue designado sobre todo para dominar la interna del plantel, pero que se encuentra con que la interna dirigencial es mucho mayor y más indomable. Que arranca la pretemporada con toda la ilusión de hacer borrón y cuenta nueva y se encuentra que todo sigue igual o peor. Los refuerzos prometidos no llegan, el juego es cada vez peor, el respaldo de todos no se refleja tampoco ahora en el juego. El equipo va de goleada en goleada, cambia defensores, cambia mediocampistas, cambia arquero y la cosa es cada vez peor.

   Yo creo, que estando hoy en su lugar, a Bianchi y a Ameal, les digo “Muchas gracias por la confianza, pero ya está. Que venga otro colega que a lo mejor les llega a estos muchachos. Intenté todo y la cosa no da para más. Chau muchachos”.

   Más allá de su nula autocrítica, al menos hacia afuera, que culpa de todo a las lesiones o la falta de refuerzos. Más allá de que trabaje poco o mucho en los defectos (creemos que al menos no lo suficiente). Más allá de las cábalas que son simpáticas en las buenas y absolutamente insoportables en las malas, más allá de su soberbia, del “silenzio stampa”, del panadero, del ruso, de los caprichos, más allá de todo, el tipo no se merece un final como el que se vislumbra.

   Pero el fútbol es así de cruel. Es la gloria o Devoto. Y él lo sabe como nadie

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